El agua, oscurantismo y negacionismo en pleno siglo XXI

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Autor: Alejandro Sturniolo

Imagen de referencia.

El oscurantismo fue la tendencia medieval del clero a obstaculizar el conocimiento y mantener sin instrucción a los sectores populares. En pleno siglo XXI, no podemos negar el oscurantismo científico y tecnológico, que por la falta de visión de nuestros líderes o intereses económicos afectan nuestro progreso como civilización. Contamos con toda la información y experiencia científica necesaria, pero igualmente la mayoría de las personas todavía cree que el agua que se encuentra en una botella de agua mineral que proviene de Los Pirineos, es diferente a la que podemos purificar desde un efluente, o desalinizada a partir de agua de mar.

Desde su llegada a la tierra con el impacto de cometas y asteroides, las moléculas de agua han permanecido intactas, y se encuentra la misma cantidad que ha llegado al planeta, solo que han cambiado de nombre miles de veces; hielo, nieve, alimento, plantas, animales, hasta nosotros, los seres humanos, ya que estamos compuestos por más del 60% de agua. Sin ella no habría vida en el planeta, por lo menos en la forma que conocemos. El filósofo Tales de Mileto afirmaba ya en el año 640 a.C. que el agua era el principio de todo: el elemento básico del Universo. El agua producía todas las cosas; las plantas y animales no eran más que agua condensada bajo diversas formas y se convertían en agua una vez morían.

La presencia del agua en la historia de la humanidad es una de las claves para nuestro desarrollo y evolución. Las civilizaciones fueron establecidas y desarrolladas a orillas de los ríos o en lugares con acceso a agua de pozo. El agua mineral era usada o consumida directo de su fuente, lo que comúnmente se conocía como tomar las aguas o tomar la cura, y dichos sitios eran referidos como spas, baños o pozos. Con el transcurso de los años las personas notaron las mejoras en consumir agua de pozo, debido principalmente a una mejor calidad microbiológica que las aguas superficiales, y se empezó a hablar de los beneficios de las aguas minerales, hasta ser consideradas como aguas medicinales. A medida que esta información viajaba por las diferentes regiones, comenzaba el transporte de estas aguas envasadas en ánforas y jarras de arcilla, a principio asentamientos cercanos, hasta llegar a ser transportadas por tierra y por mar a lugares distantes. Luego, en el siglo XIX se produce una aceleración de este fenómeno con la aparición de la botella de vidrio elaborada mecánicamente.

Podríamos decir que Francia fue la cuna del agua mineral, ya que fue el primer país en establecer, desde 1772, una disposición Real para el examen y distribución de las aguas minerales, dando paso a las explotaciones de las aguas minerales de Vichy, Vittel, Evian, etc. La sofisticación de las aguas minerales ha llegado a catalogarlas por su Terroir, término utilizado por los sommeliers de aguas para diferenciar los diferentes perfiles de minerales disueltos en el agua, su carbonatación y alcalinidad característicos del lugar de extracción, además de su envase, donde encontramos botellas está hecha de oro sólido de 24 quilates con agua de las islas Fiji con un valor aproximado a los €70.000 por litro.

A lo largo de los años nos acostumbramos a transportar aguas, y un día dejamos de pensar porque se transportaban, cuanto más exótico el lugar de procedencia estamos dispuestos a pagar más por ellas, como si esa característica condicionase su calidad. Sin importar que con la aparición de los sistemas de purificación podíamos purificar cualquier tipo de agua en cualquier localización, y comenzar a diferenciar aguas por su pureza, y no por su procedencia. De hecho, hoy en día cualquier agua purificada por un sistema de múltiples barreras (ósmosis inversa, ultrafiltración, Ultravioleta, Ozono) produce un agua más pura que la encontrada en la naturaleza, donde los microplásticos, PFAS, y otros contaminantes de preocupación emergentes son tan comunes.

Si tuviéramos que definir al agua en el siglo XXI, deberíamos definirla como una cantidad finita de energía, ya que es componente principal de costo que necesitamos para su extracción, purificación, envasado, y su distribución, el resto sabemos que todas las moléculas de aguas son idénticas sin importar su procedencia. Si contamos con energía competitiva, el agua ya no es un problema, la pregunta del millón es ¿Se necesita mucha energía para producir agua potable con las nuevas fuentes de agua como la desalación y el reúso?

No tiene mucho sentido hablar de consumo de energía sino lo relativizamos. Cuando hablamos de la energía para desalinizar agua, alrededor de 3 kwh/m3, muchos medios de comunicación lo tremendizan, lo hacen parecer excesivo, ridículo, exagerado, dando una impresión de ser una tecnología ineficiente, cuando consumimos la misma cantidad de energía en la refrigeración nuestros alimentos que el agua que consumimos en nuestros hogares, o el equivalente a 30 minutos de funcionamiento de una secadora de ropa, 60 minutos de una estufa eléctrica o 72 minutos de un microondas. ¿Nadie duda de esos procesos, no?, por lo menos no lo he visto en los titulares de los noticieros. ¿Y si la relativizamos como se debe y lo comparamos con el agua embotellada que consumimos?, esta requiere unos 35 kwh/m3 Asociación de Aguas Minerales de España (ANEABE), solo para su producción sin tener en cuenta la distribución. Efectivamente, Desalinizar agua de mar consume 10 veces menos energía que el agua embotellada, sin considerar la distribución y la contaminación plástica. Por esta razón pagamos menos de €0,001 por litro el agua desalada, y entre €0,25 a €5 el litro de agua mineral, y mismo así seguimos reclamando con la cuenta del agua que nos llega a nuestros hogares.

Un tema mucho más polemizado en algunos países es el agua desalada para la agricultura, ya que ante la reducción o falta de lluvias los regantes no aceptan ningún sobrecosto por más competitivo que este sea, o peor aún, cuestionan la tecnología, cuando en la mayoría de los casos son exportadores de agua, comercializada como agua virtual (huella hídrica de la agricultura). Podemos citar el caso de California, una región con gran escasez hídrica, y es el estado con mayores ingresos por exportación de productos agrícolas en Estados Unidos, Chile el principal productor de cobre del mundo, donde la minería es 51% de sus exportaciones, ha perdido el 6,4% de su producción a nivel nacional frente a la sequía, o España, que continúa con su lucha interna pretendiendo comparar costo del agua de lluvia canalizada en sus ríos con la desalación. Por otro lado, regiones como Medio Oriente y África del Norte al no haber contado con la ventaja del agua lluvia canalizada por caudalosos ríos desde hace más de 400 mil años, han desarrollado en forma competitiva la desalación para la agricultura.

Algo similar pasa con las emisiones de gases de efecto invernadero. Necesitaremos producir comida para 10 billones de habitantes del planeta en el 2050, necesitaremos más agua, y necesitamos hacerlo cuidando el medioambiente. Considerando que 1 kg de carne de res genera 60 kg CO2eq, 1 Kg tomate 1,4 kg CO2eq, y una desaladora genera alrededor de 0,005 kg CO2 por litro, es fácil deducir que el foco de este problema no se encuentra en el agua. No hay duda de que debemos seguir trabajando en hacer nuestros procesos de purificación de agua más eficientes y amigables con el ambiente, pero hay un tema que es indiscutible, la desalación es una forma sustentable de reproducir el ciclo del agua, y el impacto ambiental debido a la producción de alimentos no se debe a la Desalación. En cuanto al descarte del proceso de ósmosis inversa, este devuelve el 50% del agua que consume con el 100% de los minerales originales, al igual que el proceso de evaporación en el ciclo natural del agua.

Estamos viviendo una época análoga al oscurantismo medieval, centrada en el radicalismo y el enfrentamiento, conducida por fanatismos e ideologías de fondo, sin importar si la idea a defender nace desde la ignorancia, sino desde quien la promociona. Seguimos ciegamente a un influencer, y no tenemos ningún problema de cuestionar sin fundamento a nuestra comunidad científica que trabaja a oscuras para un mundo mejor. Cuando veo a nuestros científicos en los congresos presentar la solución para alimentar al mundo, y solo unas pocas personas escuchándolos, generalmente otros desaladores, me doy cuenta de que todavía estamos lejos de cumplir los objetivos como sociedad. Ellos son los héroes que cumplieron el deseo de nuestros antepasados de replicar al ciclo del agua, pero como todo héroe trabaja en silencio sin importar la recompensa social. La ciencia más avanzada está en la naturaleza. Hoy celebramos que podemos imprimir comida, que la inteligencia artificial puede escribir por nosotros, y otros tantos desarrollos, creo que las nuevas fuentes de agua como la Desalación y el Reúso merecen un lugar en el podio, ya que hace muy poco tiempo, unos cuantos cientos de años, nuestros antepasados invocaban a los dioses para pedir agua, y lo hemos logrado sin más sacrificio que el de nuestra comunidad científica. Solo debemos explicarle a la gente que la energía del sol es gratis para la naturaleza, y para nosotros todavía no al 100%, aunque como ya sabemos, estamos cerca.