Más de 50 grandes empresas de todo el mundo afirman que serán water positive en un futuro cercano: ¿Greenwashing (Blanqueo ecológico) o ecológicas de verdad?
Autor: Alejandro Sturniolo, director de ALADYR
Mientras las empresas se enfrentan a una sequía histórica, al aumento de las temperaturas e incendios forestales catastróficos, también se comprometen a reponer más agua de la que consumen. La escasez de agua está directamente relacionada con la crisis climática.
El agua es un recurso estratégico para la humanidad y, como tal, debemos utilizarla de forma cada vez más eficiente y sostenible. Como sociedad, entendemos que la sostenibilidad global requiere que seamos cada día más eficientes en el uso del agua como recurso.
Más de 50 grandes empresas de todo el mundo han declarado: «Seremos water positive para el…» o «Agua Neutral para el…» durante el último año. Pero no explican exactamente cómo van a hacerlo. Hay un instinto un poco cínico con proyectos como estos, porque podría tratarse de greenwashing. Por eso, pensé:» ¿Cómo podríamos ayudar a esas empresas a ser «una verdadera empresa positiva en materia de agua»?»
Una fórmula muy sencilla, la regla de oro de las 3R, Reducir, Reciclar, Reutilizar. Y si esto no es suficiente para ser neutral o positivo, debemos añadir una R más, Recargar. La última R es la más complicada de las cuatro, porque significa que sustituiremos el agua consumida como «Agua Virtual» en nuestros productos al recargar las fuentes convencionales de agua potable. En este caso podríamos considerar las aguas residuales de las plantas municipales como una potencial estrategia de Reutilización Potable Indirecta (RPI) para compensar nuestro consumo.
Como sabemos, parte del consumo de agua se convierte en productos como «agua virtual». El concepto de agua virtual fue introducido por primera vez en 1993 por Tony Allan, un científico británico y profesor del Kings College, quien recibió el Premio del Agua de Estocolmo 2008 por su innovación. Arjen Y. Hoeckstra, profesor de gestión de recursos hídricos de la Universidad de Twente (Países Bajos), llevó el agua virtual un paso más allá para crear una «huella hídrica», que tiene en cuenta tanto el agua directa como la indirecta.
Todos los productos que tenemos en casa, toda la ropa, los televisores, las computadoras y los alimentos, tienen algo de agua integrada y el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir estos bienes se define como la huella hídrica. Desde 5 l para producir 1 l de agua embotellada, 140 l para una taza de café, 10.000 l para un par de vaqueros hasta 16.000 l por 1 kg de carne, la mayor parte de los productos que comercializamos son agua.
El problema con afirmar que su empresa es (o aspira a ser) neutra en cuanto al agua es que debería tener en cuenta no sólo el consumo directo para producir sus bienes, sino también proporcionar la rastreabilidad de la huella hídrica en la cadena de suministro. Si no, las empresas darán lugar a que los activistas denuncien su actividad como greenwashing.
Una vez más, el reúso del agua es la clave de la sostenibilidad del recurso hídrico
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