Juan Miguel Pinto, Presidente de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR
En Chile la discusión sobre la desalación de agua de mar y el reúso de agua ya trascendió las cuestiones fundamentales sobre su idoneidad y la necesidad de su incorporación. Ya sabemos que son procesos imprescindibles para lograr la seguridad hídrica y la realidad objetiva nos compele a decir que esta afirmación es innegable. Lo que cabe discutir es cuál es el marco regulatorio propicio para fomentar la integración de estas tecnologías y potenciar otros sectores productivos más allá de la Gran Minería.
Las condiciones objetivas son climáticas, económicas y demográficas. Su veracidad no puede ser negada y mucho menos sus consecuencias. La población ha aumentado, hay mayor actividad económica y mayor demanda de agua. Además existen pruebas fehacientes de que la disponibilidad del recurso es menor por razones del cambio climático y calidad del mismo. Por consiguiente, esto nos obliga a buscar otras fuentes de agua como la desalación de agua de mar y el reúso porque los paradigmas de la reducción del consumo, especialmente a nivel doméstico, o conservación son insuficientes para alcanzar la meta final.
Entonces, como sociedad es necesario pensar de qué manera debemos configurar nuestras normas para atender a esta realidad en la proporción que demanda. No solo es Chile, el mundo también está entendiendo que no puede aplazar la integración de las soluciones tecnológicas para garantizar la disponibilidad hídrica.
La falta de agua impuesta por el cambio climático perjudica notablemente a la actividad agrícola y comienza a hacerse sentir también en otros sectores de la economía e incluso en el abastecimiento de agua potable para la población, sobre todo en Sistemas de Agua Potable Rural, aunque también en algunas áreas urbanas (Ej.: Valle de Petorca). Sin embargo, algunos de los principales problemas de suministro de agua en Chile pueden ser solucionados de manera efectiva a través de la desalación y el reúso del agua; así lo demuestra el amplio avance de la actividad minera gracias a la integración de las tecnologías de tratamiento de agua. Pero, tanto la desalación como el reúso de agua enfrentan obstáculos que dificultan su desarrollo en el país y demoran la materialización de los proyectos. La mejor forma de permitir el alcance de estos es mediante la actualización de procedimientos, normativas y requerimientos que posibiliten generar nuevas fuentes de agua para la industria y uso potable, establecer medidas de uso eficiente del recurso a nivel industrial y definir tarifas del agua equivalentes a inversiones adecuadas en tecnologías y actualizaciones, entre otros. Se trata de una cadena de acciones que van de la mano y que deben ser atendidas con urgencia y prioridad.