Alejandro Sturniolo
La economía circular es un modelo económico que busca optimizar el uso de los recursos naturales y minimizar los residuos generados en los procesos productivos. En una economía circular, los materiales y recursos se utilizan de forma más eficiente y se les da una segunda vida útil en lugar de ser descartados como residuos
En lugar de seguir el modelo lineal tradicional de «producir, usar y desechar», este enfoque implica un cambio fundamental en la forma en que se producen y consumen bienes y servicios, y se basa en tres principios clave: reducir, reutilizar y reciclar, lo que hemos llamado la regla de las 3 R´s. El concepto de economía circular ha existido en diferentes formas desde la década de 1970, pero se popularizó a nivel mundial a partir de la década de 2010.
Una debilidad del modelo circular es que a menudo se enfoca en la eficiencia y la minimización de residuos, en lugar de abordar la raíz del problema, la gestión de los residuos donde, los costos, la complejidad de implementación, logística, economía de escala y restricciones regulatorias no juegan a favor del modelo. Si bien la reducción de residuos es importante, no se aborda la necesidad de reducir la dependencia de estos materiales en la economía.
Desde la primera revolución industrial no hemos hecho más que producir para mejorar nuestro estilo y expectativa de vida, pero con un daño colateral, el impacto ambiental. Por esa razón que la economía circular es un modelo obsoleto, ya que hoy no es suficiente y tenemos que reparar daños significativos en el ambiente como, la contaminación del aire (11% de todas las muertes en todo el mundo), Contaminación del agua (3,8% de todas las muertes en todo el mundo), sin considerar que no existe un río en el mundo que no esté contaminado con contaminantes de preocupación emergente, sin saber todavía las consecuencias que esto tendrá en el futuro, la deforestación y el agotamiento de los recursos naturales. Por lo que debemos de cambiar de estrategia a un modelo regenerativo, donde los recursos naturales se utilizan de manera responsable y sostenible, buscando soluciones innovadoras para restaurar y regenerar los sistemas ecológicos.
La economía regenerativa es un enfoque económico que busca no solo minimizar el impacto ambiental de la producción y el consumo, sino también regenerar y restaurar los recursos naturales y los sistemas ecológicos. Este enfoque se basa en la idea de que la economía y la ecología están estrechamente relacionadas, y que la salud y la resiliencia de los sistemas naturales son esenciales para el bienestar humano y económico a largo plazo. Por ejemplo, se promueve la agricultura regenerativa, que utiliza prácticas agrícolas sostenibles para mejorar la salud del suelo y la biodiversidad, y se fomenta la restauración de ecosistemas dañados como bosques y humedales.
Graciela Chichilnisky reconocida economista y profesora de la Universidad de Columbia, ha sido una de las principales impulsoras del concepto de economía regenerativa. En relación con las compensaciones de emisiones de CO2, Chichilnisky ha desarrollado una propuesta llamada «Economía del Carbono», que busca abordar la crisis climática mediante la implementación de un mercado global de carbono, produciendo un balance negativo en la masa de carbono en la atmosfera, restaurando la calidad del aire del planeta y manteniendo la economía activa produciendo. Un ejemplo perfecto de economía regenerativa que plantea Graciela son los diamantes creados en laboratorios a partir del CO2 removido de la atmosfera, un mercado que sin duda alguna crecerá exponencialmente.
El Agua en un modelo regenerativo
En el mundo actual, la gestión del agua se ha vuelto cada vez más importante debido a los desafíos globales como el cambio climático, la creciente demanda de agua y la escasez de recursos hídricos. En este contexto, la iniciativa Positiva en Agua o «Water Positive» es una solución prometedora que promueve la restauración y regeneración de los ecosistemas acuáticos y asegura un suministro sostenible y de alta calidad de agua para las necesidades humanas, económicas y ecológicas.
Por la simple definición de “balance de masa”, una empresa es considerada como Water Positive cuando su balance de masa de agua dulce es positivo, lo que significa que hay una diferencia positiva entre la generación de agua dulce que aporta al medio ambiente y el consumo directo o indirecto de agua para producir bienes o servicios. La desalinización y la regeneración del agua son las alternativas más eficientes para colaborar con el ciclo natural del agua en forma sostenible.
El marco Water Positive crea un mercado similar al mercado de créditos de carbono compensando la huella hídrica en lugar de las emisiones de gases de efecto invernadero. La diferencia principal de estos dos modelos es que la compensación de carbono involucra gases y es independiente del lugar donde se genera el gas, mientras que la compensación de agua implica otras variables a tener en cuenta además de hablar de un líquido, como la huella hídrica y su comercialización, la escasez de agua, el transporte de agua, así como los aspectos sociales, económicos, y cuestiones ambientales.
Una empresa puede compensar su huella hídrica y convertirse en Water Positive al producir agua de alta calidad a través de la desalinización y la regeneración del agua al mismo tiempo que optimiza sus procesos al reducir su consumo total de agua. La recolección de agua de lluvia todavía está en discusión si se puede incluir en esta iniciativa ya que interfiere con el ciclo natural del agua. La evidencia científica muestra que puede tener impactos tanto positivos como negativos en el medio ambiente, según el sistema específico y cómo se implemente. Imaginemos que toda la industria captura agua de lluvia y como esto puede impactar en algunas fuentes de agua superficiales o en los acuíferos. Otro tema para debatir es la compensación de ahorros de agua entre empresas, ya que si una empresa compensa como Water Positive los ahorros de otra, el balance para el ciclo del agua sigue siendo negativo, sin mencionar que esta iniciativa puede originar lugar a greenwashing.
Aunque la comercialización de la huella hídrica ha recibido una creciente atención en los últimos años, todavía queda un largo camino por recorrer para que su inclusión en la política hidráulica sea universal. Un mercado de compensación podría ayudar a equilibrar la balanza y a minimizar este impacto ambiental. Un ejemplo de este tema es España, uno de los mayores exportadores de frutas y hortalizas de Europa, lo que contribuye a la comercialización de su huella hídrica. Cualquier empresa con operaciones fuera de España que compense su huella hídrica dentro de este país, estará ayudando a devolver parte del agua que este ha exportado.
En resumen, el modelo Water Positive es un ejemplo de cómo un enfoque regenerativo puede ser aplicado a la gestión del agua, y cómo una economía regenerativa puede generar beneficios económicos y sociales. Mientras la industria se mantiene firme en su producción de bienes, alimentos y servicios a un ritmo elevado, un modelo regenerativo nos permitirá contar con agua más competitiva para nuestra sociedad. Supongamos que una empresa compensa su huella hídrica con otra, una operadora de una planta desaladora para una ciudad, la primera cumplirá con los criterios ESG certificando que es Water Positive, y la operadora se verá beneficiada de la transacción para lograr producir agua en forma más competitiva para consumo.
El precio del agua desalada ha bajado sustancialmente en los últimos años debido a los adelantos tecnológicos, llegando a pagarse el litro a un valor menor de $ 0.0003. Al imponerse esta iniciativa, al ser mucho mayor la huella hídrica de la industria a nivel mundial que el agua producida por la Desalación y el Reúso, por una simple cuestión de oferta y demanda, los desaladores podrían llegar a bonificar el precio del agua para consumo y llegar a ganar dinero por el solo hecho de compensar huella hídrica de la industria.
El precio del mercado de compensación de CO2 ha alcanzado los 100 euros por tonelada en Europa debido al aumento del uso del carbón y a la disminución de las energías renovables. Este precio tan alto se debe a la creciente demanda de derechos de emisión de CO2, lo que ha llevado a un aumento del costo de la energía. Además, este precio ha sido impulsado por las políticas climáticas más estrictas que buscan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Teniendo solo en cuenta la compañías que prometieron ser Water Positive como Microsoft, Google, Tesla, BP, PepsiCo, Coca Cola, Unilever, Amazon, Cargill, Starbucks y muchas más, destinaran solo un par de centavos por tonelada de agua purificada en esta iniciativa, podríamos doblar la capacidad mundial instalada de fuentes no convencionales antes de 2030.
El 22 de marzo pasado el mundo se reunió en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua de 2023, la primera desde 1977, para poner de relieve la importancia del agua como catalizador para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La escasez de agua puede tener un impacto negativo en la economía global, pero que si se aborda adecuadamente, puede generar oportunidades de negocio y mejoras en la productividad, así promover la idea de que garantizar el acceso al agua es una inversión inteligente y no solo una cuestión moral.
El enfoque de Water Positive se basa en la misma idea, de que el agua es un recurso finito, y que se puede restaurar y regenerar para asegurar un suministro sostenible de agua sin necesidad de transportar agua a través de largas distancias. Todavía queda un largo camino por recorrer, desde la terminología de las palabras agua fresca, dulce, purificada, regenerada, el calculo de la huella hídrica y como medimos su comercialización, la comparación de umbrales hídricos, hasta la forma de aplicar esta iniciativa, pero sin duda la carrera del Water Positive ha empezado.