Día Mundial de la Mujer: Integración de la Mujer en la Gobernanza Hídrica de Latinoamérica

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La Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, aprovechó la ocasión del Día Mundial de la Mujer para hacer un llamado a una mayor integración del género a la gobernanza hídrica y la toma de decisiones para cerrar brechas de agua y saneamiento en la región

Prensa ALADYR – A propósito del Día Mundial de la Mujer, la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (ALADYR) se pronunció a favor de una mayor inclusión de la mujer en la gobernanza hídrica. Reconociendo la importancia crítica del agua para el desarrollo sostenible y la igualdad de género, ALADYR subraya la necesidad de abordar las disparidades de género en el sector del agua en Latinoamérica, donde las mujeres juegan un papel central en la gestión y cuidado del agua a nivel comunitario, pero están notablemente subrepresentadas en los niveles de toma de decisiones.

“En este momento crucial para el sector hídrico es necesario destacar el papel de las mujeres que están liderando el camino hacia un futuro sostenible y equitativo en la gestión del agua. La ministra de Obras Públicas de Chile, Jéssica López, quien ha participado de nuestros congresos para compartir su visión, es un ejemplo brillante de liderazgo comprometido y necesario para enfrentar los retos hídricos de nuestra época” declaró Jerry Ross, presidente de ALADYR.

Ross completó diciendo que “el trabajo de innumerables mujeres en posiciones importantes en las empresas sanitarias y proveedoras de agua que integran nuestra Asociación, está marcando una diferencia significativa en cómo gestionamos nuestros recursos hídricos y en cómo nos preparamos para el futuro”

A pesar de que las mujeres constituyen la mitad de la población mundial, su participación en la gobernanza del agua a nivel global y regional es significativamente baja. Según el Banco Mundial, menos del 17% de los países tienen marcos legales que promueven la igualdad de género en el acceso y control sobre los recursos hídricos. En Latinoamérica, esta brecha se refleja en el limitado acceso a puestos de liderazgo y toma de decisiones relacionadas con el agua.

El BID y la CEPAL han reportado que, en América Latina, el acceso al agua potable y saneamiento sigue siendo un desafío, con más del 30% de la población rural viviendo sin acceso a servicios de agua segura. Este escenario agrava la carga sobre las mujeres y niñas, quienes frecuentemente tienen la responsabilidad de recolectar agua para sus familias, limitando su tiempo para la educación y oportunidades económicas. Además, la falta de infraestructura adecuada para el saneamiento impacta desproporcionadamente a las mujeres, afectando su salud y bienestar.

“En ALADYR, estamos profundamente comprometidos con la misión de cerrar las brechas de acceso al agua y saneamiento en los sectores rurales de América Latina. Es imperativo reconocer que, en estos entornos, la exclusión de género se magnifica, especialmente en lo que respecta a la responsabilidad tradicionalmente asignada a las mujeres y niñas de buscar agua para los quehaceres del hogar. Este es un asunto de equidad social, de desarrollo sostenible y salud pública” apuntó Ross.

ALADYR resalta que la integración de la mujer en la gobernanza hídrica es una estrategia eficaz para mejorar la gestión del agua. Diversos estudios demuestran que la inclusión de mujeres en los procesos de toma de decisiones conduce a soluciones más sostenibles y equitativas en la gestión de recursos hídricos. La perspectiva y experiencia única de las mujeres, especialmente aquellas de comunidades indígenas y rurales, son esenciales para abordar los desafíos hídricos de manera integral.

Ante este panorama, ALADYR hace un llamado a los gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil para promover políticas y programas que faciliten la participación activa de las mujeres en todos los niveles de la gobernanza del agua. Esto incluye la eliminación de barreras legales y culturales, el fomento de la educación y capacitación en temas hídricos dirigidos a mujeres, y el refuerzo de políticas de agua que reconozcan y aborden las necesidades y retos específicos de género.